En política exterior y comercial es mejor evitar los matrimonios inútiles que pueden llevar a divorcios dolorosos. En su lugar, es mejor construir amistades saludables, siempre teniendo en cuenta que deben primar los intereses más que las emociones. Sin duda, la decisión del presidente Moreno de alinear los ministerios de Industrias, Comercio y Finanzas es un paso importante para que el país alcance sus objetivos que son: atracción de verdadera inversión extranjera directa, fortalecer nuestro sector productivo y dinamizar nuestra balanza comercial. Sin embargo, en el manejo de las relaciones internacionales con países aliados, Ecuador no debe tomar un lado u otro. ¿Por qué debemos escoger, si podemos ser amigos y aliados estratégicos por nuestro interés nacional? Al país no le conviene dar señales de favoritismos o alejamientos con ciertos países por problemas causados debido al manejo poco transparente de los sectores estratégicos y finanzas en el anterior gobierno.
Nuestra relación con China en los últimos diez años llegó a una asociación estratégica integral focalizada únicamente en beneficios para el sector público y que últimamente se ha visto afectada por problemas de control de calidad en la construcción de ciertos proyectos, el manejo de las preventas a Petrochina y la no culminación de proyectos hidroeléctricos. Sin embargo, debemos recordar que casos como estos –a menor escala– no solo han ocurrido con China, sino también con empresas de otros países.
Sin duda, tener múltiples fuentes de financiamiento aumenta nuestro poder de negociación y nos permite acceder a mejores condiciones de créditos.
Debemos diferenciar la construcción de la relación a largo plazo entre países de los problemas que tengan las empresas de estos países. Aunque hay una línea muy fina, en diplomacia siempre se debe separar, ya que los intereses de un país son muy diversos y puede llegar un momento en que tengamos que discutir los problemas de una hidroeléctrica y paralelamente estemos trabajando juntos para combatir el terrorismo o el narcotráfico.
Algo debemos tener claro: nuestra prioridad es Ecuador y debemos pensar de forma pragmática cómo abordar los problemas. Sin duda, tener múltiples fuentes de financiamiento aumenta nuestro poder de negociación y nos permite acceder a mejores condiciones de créditos.
Si hay descontento o inconformidad, planteemos renegociaciones y soluciones de una forma amistosa, así como se plantearon los tratos desde un principio. En una negociación, la responsabilidad de los términos de la misma es de los dos lados que firman. Si hoy tenemos problemas con el manejo de contratos con empresas chinas, con préstamos a tasas muy elevadas a corto plazo y preventas de petróleo, sentémonos a negociar con los chinos de la misma forma amistosa con la que tocamos a su puerta para pedir préstamos. China es un país pragmático y, sin duda, se sentará a negociar porque quiere expandir su influencia en el mundo y Latinoamérica le interesa especialmente por el potencial de convertirse en su proveedor de alimentos. La primera visita al más alto nivel debió hacerse a este país, y previamente debió diseñarse una estrategia para afianzar la amistad a largo plazo y que, además, esta vez no primen solo las negociaciones públicas, sino que se tome en cuenta también al sector exportador, turístico y de servicios con el fin de aprovechar el potencial del mercado chino. Debemos sacarle partido al nuevo motor del desarrollo chino, que será el consumo interno.
Hoy más que nunca debemos aprender del artífice de la apertura china, Deng Xiaoping, quien decía “no importa que el gato sea negro o blanco, lo que importa es que cace ratones”. De la misma manera debemos manejar nuestra política exterior: que no prime un dogma ideológico ni que caigamos en el respaldo inútil a causas pérdidas que no aportan nada a nuestro desarrollo. Que no nos casemos ni con uno ni con otro, para evitar luego el divorcio, mejor construyamos amistades saludables.