Ante la progresiva desaceleración del crecimiento de la segunda economía mundial, China debe acelerar la implementación de reformas estructurales para evitar que el menor crecimiento repercuta en los niveles de empleo. Esta es la principal conclusión del último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre el país, en el que sus autores apoyan el cambio de modelo económico en China y aseguran que, a largo plazo, un mayor protagonismo de las fuerzas del mercado en la economía y la transformación hacia un sector servicios más potente y el fomento del consumo interno son las claves para evitar un aumento del paro.
La tasa de desempleo urbano en China se ha mantenido alrededor del 4% en los últimos años (la cifra no se calcula en las zonas rurales). El Gobierno chino se ha fijado como objetivo para 2015 crear 10 millones de puestos de trabajo, un objetivo que se alcanzará teniendo en cuenta que hasta junio ya se habían creado 7,1 millones. A pesar de que la economía sufre una progresiva desaceleración en los últimos tres años, China ha logrado mantener sus niveles de empleo gracias al cada vez mayor protagonismo del sector servicios en detrimento de la industria, los movimientos migratorios y el hecho que las grandes compañías estatales no han reducido plantilla a pesar de estar ganando cada vez menos.