China ha desvelado su esperado plan para la privatización -parcial- de sus empresas públicas. La reforma de este sector, que emplea a cerca de 30 millones de personas y acumula activos por valor de unos 100 billones de yuanes (unos 14 billones de euros), estaba prometida desde hace al menos dos años y es, según los analistas, una de las más necesarias para permitir la transición de la economía china a un modelo sostenible.
El plan de reforma llega en momentos en los que la economía china, la segunda del mundo, da señales de debilidad y el Gobierno de Xi Jinping se esfuerza por reactivar unos indicadores que, desde la actividad industrial a las exportaciones, muestran tendencia a la baja. El objetivo de crecimiento para este año se sitúa en torno al 7%, después de que el año pasado alcanzara el 7,4%, el más bajo en dos décadas. Las dudas sobre la fortaleza económica del país precipitaron este agosto fuertes sacudidas en las Bolsas de todo el mundo, donde aun ahora persiste la incertidumbre.